martes, 10 de agosto de 2010

RIO DE BOGOTA Y BOTADERO DE DOÑA JUANA



EL RIO DE BOGOTA

el rio de bogota es uno de los rios mas importantes de colombia y del departamento de cundinamarca apesar de no ser un rio navegable ni especificamente caudaloso. la cuenca de bogota alverga cerca de 9 millones de personas, incluido los 8 millones y medio habitantes en la ciudad de bogota. tiene una longitud de aproximadamente de 380 km.

CONTAMINACION

Si bien el río Bogotá no es el más contaminado del mundo,[1] sí tiene muy altos niveles de sustancias contaminantes y a su paso por la ciudad de Bogotá es un río muerto.

Desde su nacimiento en el municipio de Villapinzón (provincia de Almeidas), el Bogotá recibe la contaminación proveniente de varias curtiembres artesanales que arrojan sus desechos al río. Las autoridades han tomado medidas para sancionar a los responsables de esta contaminación, sin embargo la solución a esta problemática es compleja, pues la aplicación de sanciones generalmente afecta a la población económicamente vulnerable que vive de la industria del cuero.

Los desechos de las curtiembres no sólo afectan el cauce alto del Bogotá, sino su principal afluente el río Tunjuelo debido a que varios artesanos de Villapinzón se han asentado a orillas de este río.

El desarrollo industrial de la provincia de Sabana Central introduce una alta cuota de contaminación en el río que a su paso por Bogotá recibe tres de sus principales afluentes los cuales descargan las aguas residuales provenientes de la ciudad: el río Juan Amarillo, el río Fucha y el río Tunjuelo.

Entre la desembocadura del Juan Amarillo hasta el Salto del Tequendama, el Bogotá se considera un río muerto pues no posee vida macrobiótica alguna. Son variadas las causas: A la carga de desechos biológicos e industriales aportada por alrededor de ocho millones de habitantes tanto de la capital como de los municipios de la Sabana, en este tramo el río es un típico río de planicie, con un mínimo de velocidad lo que acentúa su septicidad y hace prácticamente imposible la autodepuración para las altísimas cargas orgánicas que recibe. En este tramo las aguas no poseen oxígeno.

En el Salto del Tequendama, el Bogotá abandona la sabana homónima y entra en la provincia cundinamarquesa del Tequendama. La oxigenación que recibe en esta catarata permite que el río recupere parte la vida macrobiótica. Igualmente el Bogotá en su parte baja recibe las aguas de varios ríos más limpios que, junto con un discurrir más rápido, diluyen el nivel de contaminación. El Bogotá aún recibe la carga contaminante de los alcantarillados de los municipios aledaños, pero siendo bajo el desarrollo industrial de los municipios de las provincias del Tequendama y el Alto Magdalena (en contraste con los municipios de Sabana Central y Sabana de Occidente en la cuenca media), su curso es mucho menos contaminado.

Aun así, el Bogotá es la principal fuente de contaminación del Río Magdalena. Entre los contaminantes que lleva su cauce está el Cadmio, Cromo, Mercurio, Zinc, Arsénico y Plomo.[2] El punto máximo de contaminación del río está en sectores de Bogotá donde el nivel de residuos sólidos puede alcanzar un nivel de 400 mg/L[3]

EL BOTADERO DOÑA JUANA


El relleno sanitario Doña Juana es el único sistema de disposición de residuos sólidos de la capital. Con una extensión de 450 (ha), y la recepción diaria de 8500 toneladas de basura, ha transformado el habitat de todos los que viven en sus inmediaciones.

Manejado sin el rigor científico que el tema amerita, el relleno mezcla de manera indiscriminada todo tipo de desechos, transformándose por los lexiviados en fuente contaminante del río Tunjuelito, y modificando al mismo tiempo los cauces naturales de las quebradas Puente Tierra, El Botello, Hierbabuena, y Puente Blanco. La emisión de gases tóxicos como el metano, amoníaco, ácido sulfhídrico y mercaptanos [1] es otro de los peligros que sobrellevan los habitantes del sector.

Pese a esta peligrosa realidad, a la cual están expuestas, entre otras, las comunidades del Mochuelo alto y bajo, además de los habitantes circunvecinos, el POT (Plan de Ordenamiento Territorial) de la ciudad prevee su expansión en 500 (has), lo cual “garantizaría la disposición de los residuos sólidos generados en Bogotá hasta el año 2015” [2], disposición modificada hasta 300 (has) en su última revisión.

Basuras y negocio


El manejo de las basuras en la ciudad, es hoy un negocio tan rentable que genera utilidades por más de $350.000 mil millones anuales a las ocho empresas privadas que se disputan la recolección, operación del basurero (actualmente a cargo de PROACTIVA, empresa española), el manejo de la planta de lixiviados y ahora al jugoso negocio de las interventorias.

No es casual, por tanto, la desatención recibida a las solicitudes y propuestas efectuadas por los habitantes del sector respecto del relleno. Por el contrario, la Alcaldía Mayor insiste en su expansión.

Ante la desatención, el pasado 11 de octubre fue la oportunidad para experimentar nuevas formas de presentación de sus propuestas: instalaron en el transcurso de su protesta la Asamblea Permanente de los afectados por el basurero, como un ejercicio de participación directa, aprendizaje y toma de decisiones sobre las políticas de beneficio general.

¿Cuál será la solución a la gran cantidad de desechos que genera el desaforado consumismo en boga? ¿Será mejor cuestionar este tipo de consumo o la única alternativa será ampliar indefinidamente el relleno?

Ante estos interrogantes y la evidencia de decenas de familias rurales y semirurales que han tenido que abandonar sus predios y reubicarse en la ciudad, la Asamblea Permanente pone en consideración algunas de las implicaciones del cierre definitivo del basurero y su no expansión:

1 El cierre del basurero es un punto de la profunda y aclamada reforma del plan de ordenamiento territorial de Bogotá. Proceder escuchando a la gente, permitirá que la administración pública no solo sea consecuente con la política de participación, sino que en particular, temáticas como la ruralidad, la minería de las multinacionales, la expansión urbana, y la vivienda en alto riesgo sean debates públicos concertados y decididos desde los afectados en cada uno de estos conflictos.

2 El cierre del basurero implica el cambio de los diseños de ciudad y la reorientación de las inversiones públicas, no sólo en el área de los Mochuelos sino en gran parte de la ciudad, priorizando el objetivo del bienestar colectivo. Si la administración pública y los dueños del negocio, mantienen abierto el basurero es lógico deducir que los diseños ya elaborados y listos en los escritorios para ser ejecutados (entre los cuales se encuentran nuevas vías, infraestructura, colegios, rutas de transporte y demás) se harán a imagen y semejanza de los intereses de unos pocos.

Dicho de otra manera, lo que se invierta hoy en la zona para callar la protesta y saciar el apetito de unos pocos dirigentes, serán dineros botados no al basurero, sino a un hueco sin fondo.

3 La propuesta del cierre obliga a convocar a los científicos, técnicos, estudiosos, organizaciones sociales y a la población en general, a investigar, implementar y desarrollar propuestas viables y justas con la vida, no solo para los Mochuelos, sino para el planeta. con la que manejan los residuos. Cerrarlo, permitiría construir una fórmula tarifaria acorde tanto con la política alternativa de manejo de residuos, como con las tecnologías que se implantarán para un uso rentable de los mismos. No cerrarlo, es no cambiar y en consecuencia permitir el incremento de la tarifa, lo que sólo beneficiará a los mismos de s

4 Aceptar la posibilidad de cerrar el basurero es modificar o cambiar la mentalidad y la política iempre.

5 Eliminar el chantaje a los trabajadores del basurero de parte de Proactiva. No amenazar con despedirlos por respaldar el cierre del basurero, o por que algunos de sus familiares hagan parte de la Asamblea Permanente. Un cambio en la manera como se maneja el relleno, debe considerar la vinculación en condiciones laborales dignas de estos trabajadores.

6 El tan mencionado apoyo de las instituciones a los recicladores, para organizarlos y fortalecerlos, ha tenido un efecto contrario: su vulnerabilidad se ha incrementado, pues han propiciado su división. No será raro que en un futuro no lejano se les excluya del negocio, para ellos siempre al por menor, para seguir favoreciendo a los empresarios privados, que amparados en el código de policía pasan de casa en casa, recogiendo -de manera industrial- parte de nuestro recursos y riqueza, y además nos toca pagarle.


Por esto, continúan hoy en asamblea permanente exigiendo la presencia de la administración y el cierre del basurero.

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